Virgen BORRADORA, parroquia San Roque, Quito

Una imagen de la VIRGEN DEL ROSARIO, ¿por qué es llamada "LA BORRADORA"?. En la Calle Angosta, tras el Palacio Presidencial, se ubicaba la cárcel de la Real Audiencia de Quito. En su interior había una Capilla donde recibían los auxilios cristianos, los reos condenados a muerte. Allí se veneraba una imagen de Nuestra Señora del Rosario, pintada al óleo, sobre una pared de adobe, por un desconocido pero muy hábil pintor. En este refugio de los presos se verificó un gran portento. El 03 de julio de 1612, se cometió en Quito un homicidio, pero el autor del sangriento hecho escapó. Por sospechas apresaron y sometieron a juicio a un indígena. Aunque jamás confesó el delito a él imputado, fue condenado a muerte. Desesperado y en vísperas de la ejecución, recurrió a la protección de la Reina del Cielo, y postrado ante la imagen de la Virgen del Rosario, le pedía le librase de morir injustamente. Cuando al día siguiente se congregan en la Capilla para leer la sentencia en alta voz como estaba ordenado, y en presencia del notario, con gran sorpresa todos los presentes constataron que el texto de la sentencia y las firmas de los jueces estaban borradas. Nadie se explicó el hecho. Como los jueces debían reunirse otra vez al siguiente día, para ratificar el fallo y firmarlo, se suspendió la sentencia. Así lo hicieron y nuevamente se congregaron en la Capilla, donde extrañados, los agentes de la justicia constataron que la sentencia otra vez aparecía completamente borrada. Todos reconocieron que el prodigio testificaba la inocencia del indio injustamente condenado a muerte. Verificadas nuevas pruebas fue absuelto. El Indígena agradecido con la Virgen María, prometió consagrar el resto de su vida al cuidado de la imagen milagrosa. Por eso permaneció en la cárcel para atender su culto. Con tanto amor y fidelidad cumplió su promesa que cuando murió, según su último deseo, se lo enterró a los pies de la portentosa imagen. Este es el motivo para que Nuestra Señora del Rosario, sea identificada en la Parroquia de San Roque, como NUESTRA SEÑORA DE LA BORRADORA. Cuando en 1895 sobrevino la revolución liberal, pidieron al General Eloy Alfaro, que no sea demolida la pared donde estaba pintada la imagen de la Virgen, sino trasladada a la iglesia parroquial de San Roque. Mientras se levantaba un digno altar para situarla, se la encargó en un monasterio. Construido el altar, recibe hasta nuestros días amor y veneración de sus fieles devotos. En su conjunto el cuadro de LA BORRADORA es bello e inspira devoción al contemplarlo, y por supuesto, Nuestra Madre sigue derramando innumerables gracias como en todo tiempo.